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una pincelada a los procedimientos 1964

Para los más jóvenes, una pincelada a los procedimientos de trabajo.

Un gran archivador "la pastera", presidía el departamento de libretas de ahorro, una ficha para cada cliente.

Se cogía la libreta del cliente, se iba en la pastera, se obtenía la ficha y se ponía en su lugar una pestaña de cartulina. Se iba al mostrador y se anotaba a mano, la fecha y el importe de la operación y el nuevo saldo. Un talonario con los impresos de imposición o reintegro por duplicado, con papel carbón, donde se anotaba el saldo anterior, el importe de la operación y el saldo final, y la libreta del cliente donde se anotaban la operación con letras y números.

llibreta

El sistema de control; verificar que coincidían los saldos finales de la ficha, del boletín y de la libreta. El original del boletín y la libreta se llevaba cada vez, al departamento de caja.

En la ventanilla de caja estaba Ton Rubires y a menudo el Sr. Carbó. Más tarde Pedro Bujaldón y Antoni Guinovart. El cajero llamaba al cliente, cobraba o pagaba, ponía en la libreta un sello de validación de "Impuesto" o "reintegrado" y hacía un visado. Anotaba la operación en el libro diario o en la máquina registradora NCR

A final del día se sumaban las copias de los boletos y se cuadraba con caja. Ya sólo quedaba ordenar las fichas, archivarlas en la pastera sacando las pestañas, y archivar los documentos diarios por el sistema de clavos y cordel.

Para las cuentas corrientes y de crédito el sistema era similar, pero todas las fichas cabían en un gran libro de hojas intercambiables.

En una libreta se registraban y controlaban los talonarios en blanco que se numeraban con un numerador de tinta.

Si alguien no tenía suficiente saldo era habitual llevar el talón a la notaría a protestar, dentro del plazo de cinco días contados a partir de la fecha de creación, si era propia plaza u ocho días si era de plaza diferente.

Cuando un cliente no era lo suficientemente seguro se pedía conformidad telefónica de los talones que ingresaba, anotándose a lápiz las conformidades dadas a fin de retener el saldo.

Por supuesto, los intereses se liquidaban a mano, haciendo escalas para ordenar descubiertos por valoraciones, y que Admetlla y su equipo, recortaban con tijeras los cupones de las obligaciones.

Los préstamos hipotecarios se arnortizaban como máximo a diez o quince años. El pago de las anualidades se fraccionaba en meses o trimestres y los recibos siempre subían el mismo importe, que tenía una parte de intereses y una parte de capital.

Para los recibos de las hipotecas, en un altillo detras de caja, había una máquina donde se grababan los datos de los titulares y el importe del recibo en una plaqueta metálica y después se estampaba en recibos preimpresos.

En las pólizas de préstamos habían de poner timbres y hacerlas intervenir por el corredor de comercio. Se anotaba el límite autorizado en una hoja de cuentas corrientes y se vigilaba de no cargar nada en una póliza una vez vencida, para que no quedara perjudicada.

Los préstamos se formalizaban en un efecto financiero en el que el titular firmaba (generalmente como aceptante), y como garantes solidarios (librador, endosantes o avalistas), se abonaba el importe en la cuenta descontando los intereses hasta el vencimiento del efecto, generalmente noventa días.

Para controlar el vencimiento de los efectos, se ordenaban en una carpeta clasificadora, y si no se cobraba la rebaja a su renovación el día del vencimiento, se tenían que llevar al notario antes de las 20 horas del día siguiente hábil, para que no se perjudicara el efecto.

El sistema contable de cada departamento u oficina se plasmaba en las hojas diarios de operaciones donde se resumían los asientos contables que se documentaban en una boleta "amarilla" por los cargos y en una "blanca" por los abonos.

La cuenta de compensación entre las oficinas y la central se anotaba en el "libro rojo". Los cargos a los clientes se hacían en una carta verde y los abonos en una blanca.

calculadora ADOXLa compensación consistía en recoger en Vilafranca, los talones de las demás entidades ingresados por los clientes en todas las oficinas, separar los de Vilafranca de los de fuera, preparar las remesas con la calculadora Adox y ponerlos en un sobre que el señor Rosendo iba a llevar a los Bancos de la Rambla,

 

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